
Quería desintoxicar la avenida libertador, por las venas de su gran urbe cabalgaba rocinante.
Su nombre quedó en el olvido, a los pies de un trozo de papel platino que llegaba al núcleo del rencor por el centro de su ceja.
Y en un banco de la plaza constitución en el invierno más blanco que nunca imaginó, cerró los ojos y así, murió un poco Buenos Aires.
Muchas gracias por tu visita....
ResponderEliminarEres muy amable con tu comentario....
Saludos....