3 de abril de 2009

III- Nunca vas a darte cuenta...

Nunca vas a darte cuenta de cómo será.
Estás entrando en el laberinto
de lo desconocido.
La mente se sumerge en el sueño del océano
y ya no despierta.
¿Aún estás ahí?
La colina se cubre de dulce sangre,
los lobos se revuelcan en ella.
Nadie va a salvarse.
Nadie está excento.
Cabalguemos por las noches,
por los amaneceres,
ella nos espera al otro lado del camino.
Nunca vas a darte cuenta de como será.
Permanecemos encadenados a nuestros miedos
sin posibilidad de escapar.
¿Dónde están las fieras nocturnas?
¿En qué lugar el vino?
Vamos a sumergirnos en la plácida inconsciencia,
en el dulce y lento ritmo
que propone la luna.
Vamos... dejémonos ir, relajate.
Abandonemos los laberintos de la razón,
entreguémonos al juego.
Nos estamos cayendo;
guardemos las miserias en el bolsillo.
Intentemos por última vez
trepar nuestra mente
y así
ser la ira del mundo.
¿En qué mar del alma murió la poesía?
¿Qué día y a qué hora nos abandonó la razón
dejándonos a solas con la locura?
Las sombras se apoderan del espacio.
Dame rutina.
La falsa convicción de los profetas.
Nos vamos cayendo.
Dejémonos ir...
cabalguemos por última vez la noche.
Al amanecer
ella
nos estará
esperando.
del libro:"No todas las palabras"

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