7 de mayo de 2009

El anuncio

Cuando por fin abrió los ojos, vio que la película había terminado, faltaban tan solo 10 minutos para las 3 de la mañana. Comenzó a apagar el equipo y el televisor cuando un escalofrío le recorrió por toda la espalda al recordar la última imagen que tenía grabada en su mente de la película; estoy sugestionado, se dijo en voz baja y sin convicción. Dejó la luz del salón encendida y se dirigió a la habitación para preparar todo allí, como queriendo ganar tiempo, no lo iba a reconocer pero estaba asustado, Laura dormía placidamente desde hacía varias horas, eso lo tranquilizó. Volvió al salón, apagó la luz y sin llegar a correr apuró el paso por las dudas, el se sabía propenso a ver cosas que no eran o que no debía ver, apretó los parpados con el temor de que alguna fuerza demoníaca lo obligara a observar, apagó la luz del cuarto y se introdujo en la cama, casi de un salto, sintió a Laura moverse, la buscó en la oscuridad con su mano y trató de calmar esa sensación que era, ya, de cierto pánico. Por suerte, la luna estaba llena y se filtraba algo de luz por la ventana, se giró como buscando la posición perfecta para dormir, cuando desde el salón oyó un chasquido metálico, como si algo de metal hubiese sido retirado sin levantar de una superficie, luego un arrastrar de pies que provenía desde el pasillo hacia la habitación… Laura, dijo casi susurrando, Laura, ¿oíste?, los pasos de detuvieron justo en la puerta. Él, que ya se había tapado la cabeza con la manta, solo atinaba a temblar y a imaginar una variedad insoportable de posibles horrores que se encontraría si decidía mirar. Intentó pensar en otras cosas más agradables, pero ya sabemos que nuestra mente cuando se obsesiona por algo no la podemos controlar y volvía recurrentemente a esas imágenes; fue entonces cuando decidido a terminar de una vez con esa niñería, se armó de valor, se destapó, abrió los ojos en dirección a la puerta del cuarto y comprobó que allí no había nada en absoluto, con la casa a oscuras y envalentonado por la adrenalina que su cuerpo le había proporcionado, salió a indagar por las distintas habitaciones que eran los ruidos y pasos que oyó. Nada, llegó al salón, salió al balcón como buscando un escape con la mirada, algo que le ayudara a no pensar en todo lo que le estaba sucediendo y fue en ese instante cuando volvió a oír los pasos de antes en el salón, como un animal que se sabe encerrado comenzó a contemplar las posibles salidas para escapar, no las tenía, el frío era ya insoportable, pese a ser un verano de los más calurosos que se recuerden, se giró como si en ello se le fuera la vida y observó por un instante a través de las cortinas, no lograba divisar con exactitud por lo que decidido accedió nuevamente al salón y fue en ese momento exacto cuando por fin la vio; en medio de todo esa oscuridad ella brillaba como si tuviese luz propia, estaba en el marco de la puerta del salón que comunicaba con el comedor y el resto de la casa, estaba de perfil, quieta, aunque el vestido se movía vagamente como si una brisa, que él no percibía, lo agitara con cierta cadencia. Comprobó que sus pies no tocaban el suelo, cayó de rodillas ante ella, esta al notar esa entrega, se giró con suavidad y comenzó a acercarse, se detuvo a escasos cincuenta centímetros, este cerró los ojos como queriendo que desaparezca, pero al abrirlos, tenía su cara tan cerca, que de haber tenido aliento lo hubiera podido percibir, escúchame con atención, le dijo la mujer, vengo a traerte malas noticias, debes despertarte cuanto antes, me oyes??? su voz comenzó a sonar hueca… Despierta! Despierta antes que sea demasiado tarde, decía mientras se elevaba y se desvanecía..
Al día siguiente, sobre las nueve de la mañana, Laura ve que Pablo estaba tapado de los pies a la cabeza, al destaparlo se lo encuentra con los ojos desorbitados y aferrado a las mantas como presa del pánico, le busca el pulso, pero era en vano, había muerto.
Nuestros miedos nos condenan a vivir encadenados a la sombra de lo inevitable, afrontarlos sería lo mejor, pero quien sabe lo que podemos encontrarnos en esa expedición.

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