6 de noviembre de 2012

¡¿Dónde vas?!

Tus palabras juegan  
en mi mente desgastada, 
se ciernen y devoran
cada parte del que fui, 
de lo que puedo 
o me permito ahora.
Un juego peligroso, 
si me limito a jugarlo en la oscuridad.
No puedo abandonar 
la idea de querer saberte, 
yo, 
que a golpes de vida intensa 
aprendí con los años a claudicar 
y no claudico.
Tus caricias 
me acompañan por las noches 
cuando el insomnio se hace carne en mi, 
me estremece el sentirte, 
aún sabiendo que no estás. 
Te has convertido 
en esa parte de la realidad 
que me abofetea constantemente, 
pero aún así, 
la idea de tus manos 
buscándome en mi silencio 
me reconforta, 
a tal punto, 
que llego a desconocerme en esa excitación, 
que no abandono 
y llevo hasta el final.
Soy la lágrima que nace en tu recuerdo, 
pero que sólo 
sabe recorrer mis mejillas, 
como si no existiera nada más 
en este mundo de sombras 
en que me he convertido, 
muy a mi pesar.
Busco rearmar las estructuras del alma 
que van cayendo 
a cada paso que te aleja, 
a cada paso que me subleva 
y me obliga a gritarte 
¡¿dónde vas?! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario aquí, gracias.