31 de marzo de 2009

Capitulo I - El nacimiento

Cuando nacemos, el menor de nuestros problemas es la desnudes a la que nos vemos sometidos, no la física, eso es evidente, somos vírgenes en todos los aspectos. Tampoco es un problema que un médico te sujete de los tobillos y te imparta soberana torta para arrancarte a modo de llanto, toda esa rabia contenida por la situación en la que nos vemos sumergidos. Un mundo de olores inconscientes nos aborda desde todos los rincones, incapacitados para ver, sentimos un millar de manos sujetándonos, restregándonos, sensaciones heladas en el pecho y la espalda, un vértigo imposible, voces de trueno, movimientos impensados hace unos minutos se ciernen sobre nosotros, bienvenido a la maravillosa aventura de vivir.
Pero no se está perdido, a punto de enloquecer ante tanta incertidumbre, ante la evidente falta de tacto, comenzamos un nuevo viaje en brazos de un ser extraño y a lo lejos una voz nos es familiar, un olor, una sensación, al fin las palabras nos son cotidianas, cambiamos de brazos y la sensación cambia, estamos seguros, nos sentimos protegidos, ya nada malo nos puede pasar.

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