2 de enero de 2011

Dándole vueltas

Algunas noches, cuando no puedo conciliar el sueño, es decir, la mayoría de ellas, tengo por costumbre, mala por cierto, comenzar a darle vuelta a las cosas que me llamaron la atención durante el día, o, si el insomnio es de libro, durante la semana; y tengo un juego que practico desde ya ni recuerdo cuando, que consiste en lo siguiente. Supongamos que debido a un intercambio de palabras con alguna persona, en ese momento, por respeto o simplemente porque no se me ocurrió, me quedaron cosas por decir o lo que dije lo cambiaría o lo diría de algún otro modo, es entonces cuando cierro los ojos, visualizo la situación y comienzo la conversación con el énfasis y las palabras que antes no pude. Ayuda, hacer eso realmente a mi me ayuda, claro que en algunas noches me reviro tanto que del disgusto comienzo hasta sudar y lejos de aliviarme me ciego de la rabia y termino con más coraje del que tenía antes de comenzar con la evocación y son esas noches, como ésta, en las que me cuestiono el hobby pelotudo que practico desde ya no sé ni cuando, merece la pena o solo sirve para que la úlcera gástrica que el buen dios tiene preparada para mi haga su entrada triunfal. La verdad es que no lo sé, pero lo que sí sé es que aún no estoy preparado para albergarla en mi, así que de momento, comenzaré con unas valerianas quince minutos antes de irme a dormir. Es que muchas veces, es mejor no darle vuelta a las cosas.

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