Sueles desaparecer,
eres aire en mis manos
y el paso de los días
me dibuja un recuerdo
para contentarme
y mantenerme en silencio.
Soy etéreo al amanecer,
juego en el viento
que me susurra tu nombre
y luego me abandona
entre las hojas secas
de mi propia voluntad
y no me levanto,
allí perezco
una y otra vez
día tras día,
en una danza absurda
sórdida
carente de todo sentido,
en un intento estúpido
para que regreses, tú,
que sueles desaparecer,
que juegas conmigo,
que eres el acento
de mis plegarias,
de las mías, yo que nunca he creído,
tú que eres aire
solo aire que respiro.
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