3 de mayo de 2011

Nada por aquí, nada por allá

La mentira más vil que puede llegar a existir es aquella con la que se intenta someter la voluntad de las personas. Ahora pretenden nuestros queridos políticos hacernos creer, que el terrorista más buscado de la década fue asesinado y que el mismo ejercito, que se sacaba fotos con las cabezas de sus enemigos y las difundían por la red, esta vez, en vez de dejar un testimonio gráfico que asevere lo ocurrido como lo hicieron tantas veces, pongo como ejemplo a Sadam Husein, que lo vimos colgado por el cuello hasta el punto de parecernos que esa imagen era normal y natural, esta vez no, esta vez les dio el punto de moral y lejos de enseñarnos una imagen, van y arrojan el cuerpo al mar. Vengo de un país, donde el presidente de turno utilizó, cuando a dos meses de las elecciones generales los sondeos indicaban que perdía por un margen más que amplio, la muerte de su propio hijo en su favor y los borregos votantes lo hicieron héroe de la pena y presidente por cuatro años más y de regalo, la mayoría absoluta en todas las cámaras. Que casualidad, que cuando la imagen de Barack Obama caía estrepitosamente de cara a las próximas elecciones, este va y se saca un muerto de la manga y no nos da pruebas fehacientes de ello, teniendo que confiar, borregos propios y ajenos en su sacrosanta palabra. Yo, que me jacto de no creer en dios por no manifestarse en dos mil años de historia, ¿cómo voy a creer en los políticos a los que sí veo actuar día tras día?

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