16 de diciembre de 2010

VIVIR SIN ULCERAS

En ocasiones, tenemos en la punta de la lengua una serie de palabras prontas a salir cuando el destinatario de las mismas se planta frente a nosotros y nos mira con afán de oír, pero claro, hay verdades que no se pueden decir sin anestesia, porque, con más frecuencia de la que en realidad nos gustaría resulta que la verdad, tal como viene de fábrica, es decir, cruda como el más exquisito de los sushi, suele sentar mal, bastante mal, entonces solo nos quedan dos opciones, dar dosis de verdad a cuenta gotas y soportar en nuestro interior como las palabras cual ponzoña traicionera se ensañan con nuestras tripas, o la segunda y la que yo recomiendo, es vomitar la verdad a la cara del ser en cuestión, porque, es preferible perder un amigo a ganar una úlcera. 

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