18 de octubre de 2009

En la cresta de la ola...

Cuando estamos en lo más alto, basta con mover las piedras que nos encontramos en el camino para que nos broten amigos a borbotones, los halagos son la miel más dulce y hagamos lo que hagamos, no importa, somos como dioses que dominan sus mentes y a un chasquido de nuestros dedos, muy a pesar nuestro, se muestran como perros falderos riéndonos las gracias y hasta las pedorretas. Nos cuesta distinguir en este punto, lo que es verdadero y auténtico, de lo que no lo es. Tristemente no hay escuelas para ello. Pero como es sabido, una vida en la cresta de la ola no es real, no dura para siempre y ahí, es cuando los perros falderos se convierten en hienas voraces que comienzan a desmembrarnos hasta dejarnos tirados y agonizando con los harapos de nuestra piel tejen los trajes que lucen orgullosos y son capaces de vender hasta sus madres con tal de hacerse con un trozo más grande del pastel sangrado, por eso, cuando Diego Armando Maradona dijo a los periodistas que se la sigan chupando, tenía todo el derecho del mundo, ya que hicieron con él lo que no se debe, ir a matar, a hacer daño y nunca a aportar, por eso me uno a lo dicho por Diego, chupen, sigan chupando.

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