Que tristeza me produce cuando noto que alguien
estimado, de la noche a la mañana te aparta de su vida sin más explicaciones
que el vacío que deja en el sitio que ocupaba hasta ayer y uno, torpe y
distraído, ocupado con algunos asuntos del día a día, no percibe ese vacío hasta
hoy. Cada uno es libre de actuar según considere oportuno y conveniente para
sus intereses personales, pero me parece injusto dejar vacíos los lugares que
nosotros le ofrecimos en su momento para que ocuparan en nuestras vidas y no
digan al menos adiós, hasta pronto, hasta nunca, lo que se deba decir, lo que
sea, pero el silencio no, porque uno se siente abandonado cuando no median
palabras de despedida, la buena fe tambalea y otros, los que vendrán, podrían
ser receptores de nuestra desconfianza y no quiero, no lo hice nunca y no lo
haré, nadie pagará la tristeza y el desconcierto que otros me infringieron, no
soy así, no me enseñaron eso, pero aunque los que vengan no noten el hueco que
van dejándonos en el alma, él estará ahí, recordándonos amargamente, que
alguien a quien valorábamos, algún día, decidió escapar en silencio, por la
puerta de atrás.
Aunque esté mal esa actitud cobarde de desaparecer, la entiendo, porque alguna vez me he ido de la vida de alguien por la puerta de atrás (como dices), es de pobres personas pero lo entiendo...
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